La reserva de Boca llegó a la ciudad de las sierras una
semana después que el primer equipo. La
charla con estos dos íconos de la historia xeneize fue posible gracias a la gestión de Carlos
“Pata” Spinoza (hombre que, aunque radicado en Tandil, conoce el club de la Rivera como pocos y es
querido por jugadores, dirigentes y trabajadores). Cuando este periodista llegó
al Hotel donde se alojaban, también arribaron colegas de TyC Sports y del
diario Olé.
Schiavi no tiró la pelota afuera y se hizo cargo de la
situación. La superposición de
entrevistas hizo que diera la cara. El “Flaco” de manera respetuosa me
espetó: “Mirá, le erré. Te pido mil disculpas. Bancame unos minutos porque
ellos salen en vivo. Después charlamos… antes de la cena ¿Sí?”.
Le contesté afirmativamente. Que no había drama, que lo
esperaba. Aproveché esos cuarenta
minutos en parlotear (y grabar) con Cacho “Banderita” Laudonio. Vivencias y
anécdotas que en breve les estaré compartiendo.
Pero no me desvió más. Les acorto camino para que disfruten
de los conceptos vertidos por el flamante técnico de la Reserva de nuestro querido
Boca Juniors.
Schiavi termina
con las notas para los medios nacionales y los despide, acto seguido se arrima
hasta donde estaba esperándolo y me dice: “Listo, estoy a disposición”. Y yo
empiezo con lo primero que se me cruza por la sesera.
Rolando, un gusto y gracias por estos minutos. Y
bueno, encima desearte un feliz cumpleaños…
-¡Gracias…! Hoy fue
un día especial. El cariño y afecto de todos ustedes recompensa en parte estar
lejos de la familia. En serio, agradezco el gesto.
De nada. Ustedes no son conscientes que el “hincha común”
les debe mucho. Que las alegrías son incontables. Yo empecé a estudiar
periodismo habiendo visto campeón a Boca solo en 1992. Por ende charlar cara a
cara con personas que defendieron la camiseta como uno lo hubiese deseado hacer,
es, como mínimo, un honor…
-Me vas a hacer
poner colorado. Pero es verdad, uno no dimensiona lo que significa para la
gente. Uno solo trabajó para triunfar, y haber sido parte de una etapa tan
gloriosa hace que perdamos conciencia de todo lo logrado. El tiempo nos irá
poniendo en situación.
Arranquemos
“Flaco”. Otra vez en Tandil aunque ahora desde otra función. ¿Qué fue lo que
más te costó? Y lo planteo desde el punto de vista del amigo.
-Sí. Como
charlamos fuera de micrófono. De nuevo en este bello lugar, el cual estoy disfrutando de otra manera. Uno venía
como jugador y con la mente puesta en trabajar duro, y por ahí no disfrutaba de
la paz que te brinda Tandil. Siguiendo
el hilo te respondo que sí, que fue difícil. Yo dejé de jugar para ser parte
del cuerpo técnico del “Loco” (Palermo) y del “Pato” (Abbondanzieri). Somos y
seremos amigos. Me costó horrores. Cuando me llamaron de Boca los cité y se los
conté. Lo charlé mucho con Martín. Fue difícil, mucho. Él me había esperado
para que yo me sumara, había confiado en mí, pero se dio así. Lo bueno es que
me dijo que le diera para adelante, que entendía que era una oportunidad única
e irrepetible y me dio vía libre. Y acá estamos.
-Pregunta pavota, pero: ¿Si te llamaba otro club hubieses
aceptado? Digo porque antes de retirarte tu hermano te pidió que jugaras en el
equipo de Lincoln y lo hiciste, no lo dejaste en banda.
Es verdad lo que
decís. Pero eso fue otra cosa. Fue lealtad, dar una mano y despedirme del lugar
que me vio nacer. Aunque no salió bien porque descendimos. Y yo quería, de
manera simbólica despedirme con la casaca de Rivadavia. O sea que no. No. No
hubiese aceptado dejar a Martín y al Pato si la oferta hubiese venido de otro
club. Pero Boca es Boca y uno vivió cosas importantísimas…
-¿Y el salto no te generó un poco de cuiqui? ¿Ser ayudante no es lo mismo que pasar a ser
el líder?
Cierto. No es lo
mismo. Como ayudante vos te centras en lo que te pide el técnico y acá decido
yo, aunque en Boca ahora con el “Negro” (Ibarra) nos consultamos mucho.
Siendo técnico pensás en otras cosas. Ejemplo.
Cuando arreglé tuve que empezar a diagramar la pre temporada y eso nunca lo
había hecho. Armar los trabajos y charlar con el profe, viajar acá (Tandil)
para ver los campos de entrenamientos, y
así en un montón de cosas.
El “Vasco” me dijo hace unos días, mientras lo
entrevistaba, que el trabajo con vos iba
a ir de la mano. Que pensaban lo mismo, que hay que ir formando a los
pibes para que la “presión” no los devore…¿es así?
Sin dudas. Con
Rodolfo nos conocemos desde hace mucho y charlamos de este tema en varias
ocasiones. Acá lo importante es la continuidad, si el “Vasco” sube un pibe a la primera tiene que jugar. Si no
lo hace en el primer equipo lo tiene que hacer con nosotros. Para que estén
activos, dinámicos y al cien por cien para cuando les toque entrar en primera.
Para eso tenemos que plantear situaciones de trabajos parecidas. Lo mismo pasa
que si un profesional tiene que agarrar rodaje nosotros lo haremos jugar en
Reserva.
-Me quedé con eso de los pibes de la reserva. Hoy por
hoy es tanta la necesidad de los clubes de sacar talentos que suben demasiado
rápido y luego se diluyen, se apagan ¿Se puede decir que se marean más rápido?
Y sí. Sin dudas.
Hoy los pibes queman etapas y pasan de dos o tres partidos en Reserva a la Primera. Y a la mayoría
eso les termina jugando en contra. No es que no tengan talento, es que no están
listos. Nuestra idea y la de la dirigencia es que podamos jugar siempre como
preliminar, para que vayan sintiendo lo que es jugar en una Bombonera que
“ruge”.
-¿Ese es el mensaje primario que le bajas a los
futbolistas…? Te lo pregunto porque cuando entré al hotel me topé con el cartel
que dice tipo arenga: “Cuando entrenas todo duele. Pero cuando ganas, dices,
valió la pena…”
Si, si. Es así.
El mensaje es ese. Los pibes se tienen que dar cuenta en el lugar que
están y que sin sacrificio, humildad y el
esfuerzo de entrenar al cien por cien, nada se logra. Por eso el
cartelito. Que lo vean a cada rato, decírselos a cada rato. Que se les haga
carne. Ellos me tienen que obligar a que los ponga de titulares. A que los
cite, a que los concentre.
-Hace un rato entrevisté a los dos arqueros (Márques y
Comino) y ellos marcaban lo mismo. Que sentían
que eran ellos los que se tenían que esforzar para ocupar un lugar,
porque detrás hay mil pibes que quieren sacarles el puesto.
Me das una buena noticia. Es lo que buscamos,
que piensen así, que cuando están por bajar los brazos se les cruce por la
cabeza eso que te respondían. No, no voy
a abandonar, porque sino pierdo el tren.
-“Flaco” si hay un tipo que puede meterles en la cabeza lo
que es jugar en Boca ese sos vos. Esta generación te vio jugar con apendicitis
e ir para adelante. Te vio matarte por la camiseta.
Si. Puede ser. No niego eso. Pero eso solo no
alcanza. Hay que seguir dando el ejemplo y hay que seguir trabajando.
Hoy
los chicos tienen otra cabeza que cuando jugábamos nosotros. Esta generación
nació con el telefonito y la tablet en las manos. Tenemos que revertir eso
también, que les guste el fútbol, que miren fútbol.
-La última Flaco. Ya sé que es la hora de cenar. Y aunque
parezca trillada es la que corresponde.
¿Objetivos paralelos para esta etapa?
Boca es Boca y tiene que ganar siempre. La
historia pesa mucho y tenemos que estar a la altura. El año pasado la campaña
fue irregular. Nosotros queremos mejorar los 22 puntos conseguidos por Sergio (Saturno). El
objetivo es salir campeón y subir a muchos chicos a los que no les pese
la camiseta al momento de jugar en primera.
Cuando estoy por agradecerle la entrevista veo que a Schiavi se le
ilumina el rostro y me dice entre risas: “Bueno, vamos cortando porque se viene
“NEGRO” el día…”. Yo miro hacia las escaleras y de las mismas asomaba el rostro
Hugo Benjamín Ibarra. El de Formosa se acerca a saludarme. El tipo la “cazó” en
el aire y le retrucó: “Callate Flaco, salí de acá que el periodista está
morado, vos le afanas todo el aire…”. Las carcajadas retumbaron en el hall del
hotel e Ibarra se excusa de haber llegado tarde ya que estaba hablando por
teléfono con su familia. Le digo que no importa y que igual es un placer.
Charlamos “off de record” varios minutos y luego si, vino la despedida formal.
Me saludan, posan para la foto final y los pierdo de vista, pero no porque una
multitud me los tapara, si no por mi emoción. Uno no tiene la suerte diaria de
estar en contacto con estos tipos (a los que encima ha admirado) y mucho menos
de poder entrevistarlos. A mí se me dio. Y aunque sé que no va a ser la última
vez, unas lagrimitas empañaron mis ojos. Parte de la historia de Boca
enseñándole al futuro inmediato. Y yo lo viví in situ.
Hugo Alberto Rodríguez
1 comentario:
Gracias, en primer lugar, por tu amistad Ana y luego por la confianza. Las dos cosas van de la mano. Y todo esto se potencia porque me permitiste formar parte de tu espacio. Abrazos totales desde las sierras. El próximo año (Si Boca vuelve a "mí" ciudad), cubriremos la pre temporada a dúo. La invitación está hecha.
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