Perlitas de
“color” del entrenamiento boquense del día miércoles 7 de febrero.
Amigos de “La mitad más uno te ama, el resto te envidia”
tengan ustedes un buen día. Sé que lo mío debería centrarse solamente en lo
futbolístico, en parlotearles sobre lo que sucede con la pretemporada de
nuestro querido Boca Juniors en Tandil.
Sé que ustedes esperan que les hable de las formaciones que
para el “Vasco” en los ensayos formales.
De las recuperaciones de Juan Manuel Martínez y Andrés Chávez o de
las “palizas” que les pega el Profe
Roberti a los players en la puesta a punto desde lo físico. Pero no. Hoy voy a meterme con el folclore. Con el
alrededor de lo que genera el famoso “Mundo Boca”.
En primer lugar
debo detenerme en los hinchas y por añadidura, con los policías. La gente no
actúa como gente, lo hacen como fanáticos y eso no los deja pensar. Se cuelgan
de alambrados, se tiran desde medianeras de tres metros de alto, les pegan a los
trabajadores del Club Ferro, eso, entre
otras cosas. Igual, hasta ahí, mire lo que le digo, los entiendo (no los justifico).
La pasión y la distancia con los deportistas admirados, hace que la oportunidad de acercarse sea
única y entonces avasallan con todo.
Lo que no tiene defensa
es el accionar de los guardas de la seguridad. Ellos, que no solo son pagos por
nosotros (los ciudadanos) sino que también por Boca (reciben un plus) se hacen
los distraídos, reciben unas monedas por lo bajo y ¡Zaz! Medio centenar de
simpatizantes se llegan hasta el portón de acceso al campo de juego del Dámaso Latasa haciendo que la seguridad del
xeneize se enoje con los de Ferro que nada tienen que ver con esa actitud
coimera. Reitero. La forma de los efectivos policiales tandilenses deja mucho
que desear. Obvio, no son todos, pero eso interesa poco.
Si Boca se
despide de las sierras y no vuelve, ya saben que es, en parte, por estos hechos. Yo se los avisé. Asco, eso
me dan, en vez de cuidar a los que les pagan, se dejan sobornar con unos pocos
pesos por hinchas deseosos de una instantánea. Una lástima. Una verdadera pena.
Los vigilantes ensucian el trabajo honrado de Ferro Carril Sud que se desloma
tratando que la visita esté cómoda.
Pero no me voy a
despedir con esta mala. No. Voy a cerrar esta participación con una muy buena.
Las únicas
personas que los directivos de Ferro dejaron pasar para que presencien la
práctica vespertina de ayer desde el verde césped, fue al pibe Héctor Piniella
y a su abuela Carmen Matilde Sagrera de apenas 89 años, quien padece de una
ceguera avanzada. La Nona se dio el
gusto de sacarse fotos con todos los integrantes del plantel y del cuerpo
técnico, quienes accedieron de la mejor
manera llenándola de mimos. Bien, muy bien por eso.
Cuando se
retiraba del predio ferrocarrilero este periodista la entrevistó y dijo entre
lágrimas: “Estoy muy feliz. Gracias a Javier Pineda (canchero de Ferro) y a
todo el plantel del cuadro del que soy hincha desde chiquita…”.
¡Emocionante! |
#EstoEsBoca |
Cuando la
consulté sobre quienes la habían impresionado me salió con una genialidad y con
un sentido del humor súper afilado: “No sé, no los “VI” muy bien…” soltando una
carcajada contagiosa y empezó un recitado que repite de memoria una y otra vez
desde que era una niñita; el mismo, más o menos, decía así: "Vaya
el sincero homenaje de nuestra escuadra gloriosa para todos los que
aplauden la casaca victoriosa.
Que domingo tras domingo nos alientan con honor. Un "hurra" de los porteños y otra más del interior. En nombre del equipo yo les canto esta canción a todos los que alientan con alma y con tezón. A nuestro Boca Juniors, que lo aclaman "campeón" pues el Número Doce lo dice con amor…”
Que domingo tras domingo nos alientan con honor. Un "hurra" de los porteños y otra más del interior. En nombre del equipo yo les canto esta canción a todos los que alientan con alma y con tezón. A nuestro Boca Juniors, que lo aclaman "campeón" pues el Número Doce lo dice con amor…”
Luego si, dijo que creía haber reconocido las voces de
Arruabarrena, Cata Díaz y Gigliotti y que se había emocionado mucho.
En fin. Ya ven. Les he contado un poco de todo, con una de
cal y otra de arena. Me quedo con esta última.
Una historia como tantas, pero con una protagonista especial. Una abuela
que por Boca se bancó tres horas de dolores físicos varios. Si eso no es pasión
genuina, si eso no es un amor incondicional…yo de la vida y el fútbol no
entiendo nada.
Posdata Braceliana:
Mañana si les entregaré letras que hablen sobre el trabajo del club de la
ribera.
Posdata Braceliana
2: Mi gratitud para con el cuerpo técnico encabezado por Rodolfo
Arruabarrena. Ellos y los jugadores se prestan a firmar autógrafos y sacarse
fotos con quien se lo pida, se acercan a los hinchas apostados detrás de los
alambrados más lejanos a su posición y se quedan largos minutos charlando y
accediendo a posar para los flashes.
Ahora si me despido. Gracias por el corajudo acto de leerme.
Hasta pronto.
Desde Tandil. Hugo Rodríguez
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